“La mujer que realmente conoce a Dios, sabe que la verdadera
espiritualidad consiste en obedecer la Palabra escrita de Dios (la Biblia) y no
en cultivar sus “sensibilidades espirituales” “ Deby Pearl
A muchas nos
han hecho creer que espiritualmente somos mejores que los hombres, más
consagradas, más llenas del Espíritu Santo, que siempre tenemos la razón, que
nuestras oraciones son más fieles a lo que Dios quiere, que son más profundas,
con mayor emoción y por supuesto que eso nos hace más santas, buenas y otras
tantas cosas en las que nos creemos mejores.
Lamento
informarte querida mujer que delante de Dios, no eres más o menos que ningún
hombre. Nuestro Amado Padre Celestial nos hizo iguales ante sus ojos, pero con
características y roles diferentes.
Dios nos
conoce porque nos creó, Él sabe que necesitamos de mucha sabiduría para
edificar nuestra casa, porque cuando somos necias podemos echar a perder sus
planes en nuestra vida. “La mujer sabia edifica su casa;
más la necia con sus manos la derriba” Prov. 14:1. Y realmente necesitamos de mucha sabiduría para entender a un hombre, su ego, su corazón y sus necesidades apremiantes. Es la sabiduría divina la que nos permite no tomarnos como ofensa personal las decisiones que ellos toman que nos parecen injustas, egoístas o ásperas. Es la sabiduría también la que nos lleva a refrenar nuestra lengua y ser agradecidas cuando quisiéramos estallar con rabia.
más la necia con sus manos la derriba” Prov. 14:1. Y realmente necesitamos de mucha sabiduría para entender a un hombre, su ego, su corazón y sus necesidades apremiantes. Es la sabiduría divina la que nos permite no tomarnos como ofensa personal las decisiones que ellos toman que nos parecen injustas, egoístas o ásperas. Es la sabiduría también la que nos lleva a refrenar nuestra lengua y ser agradecidas cuando quisiéramos estallar con rabia.
Ser una
mujer de honor es pedir el regalo de la sabiduría divina. Esa sabiduría nos
lleva a conocer realmente la voluntad de Dios y esto es obedecerle.
Obedecer a
Dios, obedecer su Palabra, eso significa TODA su Palabra, no una parte, ni lo
que más se acomode a lo que queremos, sino ¡TODA!!! Así que cuando la Palabra
nos dice que obedezcamos a nuestras autoridades, tenemos que hacerlo; cuando
nos dice que respetemos a nuestros esposos, tenemos que hacerlo; cuando nos
dice que debemos ser sabias, pedir y
anhelar sabiduría, tenemos que hacerlo!
No son las
oraciones más largas, ni el tiempo que
vivamos metidas en el templo, o cuanto servicio prestamos, no es si nos vemos o parecemos más
espirituales, no es cuánto hemos logrado profesionalmente, o cuánto
conocimiento tenemos, nada de eso es relevante ante Dios, sino obedecerlo. La obediencia entonces que Dios desea, no
está condicionada a si los demás (nuestro prójimo, incluidos nuestros esposos, padres, hijos o
hermanos), son o no buenos, bonitos o se
portan bien. La obediencia a Dios es sin condiciones y debe ser inmediata, gozosa
y voluntaria.
Congreso
“Mujeres de Honor” del 21 al 23 de Agosto de 2015 en +Iglesia Ammi Mayores
informes teléfono 3591555 celular 3001920398
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